¿Cómo podemos resolver los desacuerdos de manera constructiva y evitar que se conviertan en conflictos mayores?

Los desacuerdos forman parte de nuestra relación ya que somos personas diferentes y es lógico que tengamos opiniones distintas en bastantes aspectos. En el momento que lleguen, ¿qué podemos hacer?

Lucía Martínez Alcaide en su libro “Más que juntos” nos sugiere tres ideas muy básicas cuando se presenten las discusiones y desacuerdos:

1.- No dramatizar: siempre y en todo relativizar y desdramatizar es la clave para salir adelante en las discusiones en pareja. No es bueno hacer dramas innecesarios y mucho menos adelantarse y “pre-ocuparse” de aspectos que, a lo mejor, nunca ocurrirán.

2.- Se puede pensar diferente: tenemos que reconocer el derecho a discrepar del otro, sin necesidad de dudar de la pareja. Teniendo claro que estamos de acuerdo en lo esencial, pero no por ello tenemos que estar de acuerdo en todo.

3.- Respeto y sentido del humor: Cuando llegan las discusiones, lo más importante es no perder el respeto. Para que esto sea posible, lo primero que hay que hacer es aprender a reírse de uno mismo. Todo ello sacando lo bueno de cada situación y perdiendo el miedo a equivocarse y, llegado el caso, a pedir perdón.

Un enfado puede darnos la oportunidad de tratar algún tema importante sobre el que se hiciera necesario hablar. Un enfado puede ser el momento idóneo para sacudir el polvo que van dejando las cosas que hemos dejado a medio hablar, ya sea por prisa o por cansancio, pero hemos guardado y quizá empiecen a hacernos daño.

Dice el Papa Francisco en Amoris Laetitia que “la historia de una familia está surcada por crisis de todo tipo, que también son parte de su dramática belleza. Hay que ayudar a descubrir que una crisis superada no lleva a una relación de menor intensidad, sino a mejorar, asentar y madurar el vino de la unión”.

He ahí el reto, convertir cada calamidad, cada discusión en una oportunidad para amar más y mejor cada día. ¿Te atreves?

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