¿Por qué rechaza La Iglesia católica la posibilidad de convivir juntos antes de casarse?

¿Y si le damos la vuelta a la pregunta? ¿Por qué La Iglesia apuesta por el matrimonio en vez de la cohabitación? ¡Pues porque es una pasada!

Verás, cuando yo tenía unos doce o trece años, iba camino del colegio con una compañera de clase que me dijo: – A los 18 años seguro me acostaré con mi novio. Yo la escuché, cruzamos juntas el paso de peatones y en ese intervalo, pensé: – Pues… yo creo que el mejor regalo que le puedo hacer a mi novio será esperar hasta la noche de bodas. ¿Alguien me coaccionó a tomar esa decisión? No, nunca, nadie.

Y así fue. Y no me arrepiento, y ¿por qué? Porque el amor es una aventura. Es coger un avión, y en plena marcha abrir la puerta, darle la mano a tu futuro marido y – ¡hala, al vacío! Porque quise casarme para hacer feliz a otra persona y me encontré con alguien que quiere lo mismo que yo cada día.

Pero entonces, ¿por qué hay tantos divorcios? Pues porque amar requiere esfuerzo. Pero lo grandioso es que en el esfuerzo aparece de nuevo el sentimiento. Cuando te lo curras de verdad, habrá días malos, no te voy a engañar, pero muchísimos días buenos. Qué queréis que os diga, que no puede ser que nos vendan que los solteros disfrutan más que los casados, ¿quién ha dicho eso? Son etapas diferentes de la vida. Aunque creo que a veces, los casados hemos sido muy cenizos y no hemos terminado de creernos que el matrimonio es para disfrutar, para AMAR con mayúsculas y para ser la mejor versión de nosotros mismos (si es tu vocación, claro). Pero como dice Pep Borrell, hay que trabajarlo.

En el caso de la cohabitación, en “querer probar si nos va bien o no antes de casarnos” el compromiso no es el mismo. En el fondo sabes que lo puedes dejar en cualquier momento y sobre todo si no hay hijos de por medio. Existe mayor independencia el uno del otro y comienza a cambiar la actitud de la pareja ante el matrimonio y la maternidad con el paso del tiempo. Nos cansamos, y nos cansamos del otro; así es más fácil romper la relación e incluso cambiar de pareja más rápidamente ante problemas que, de otro modo, ante un compromiso mayor podrían querer solucionarse.

Y, por último, si me dejas, te diré que dejar que Dios entre en tu vida de verdad y empiece a hacer cambios, así como querer hacer un buen noviazgo y dar un salto a la generosidad, abre un cauce a la Gracia y a la Maravilla que puede ser la Vida, que hace al ser humano de la mano de su Padre Dios: invencible.

Invencible y enamorado.

Ser joven es ser capaz de grandes cosas. Disfruta de tu noviazgo y si Dios quiere, después de un matrimonio pleno y feliz.

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