¿Qué consejos tienes para mantener la chispa en la intimidad y la vida sexual?
El ámbito de la sexualidad es un tema clave en la vida matrimonial. Este aspecto es bueno comenzar cuidándolo en el noviazgo utilizando el lenguaje de la ternura y protegiendo la intimidad sexual para el exclusivo ámbito del matrimonio.
Una vez casados, no es infrecuente escuchar matrimonios que pregunten cómo mejorar en la vida sexual y que esta sea más satisfactoria. Algunos de ellos se quejan de que tener un encuentro sexual no es tan fácil como parece (o como nos quieren vender los medios de comunicación).
Si profundizamos un poco más, nos daremos cuenta de que el sexo muchas veces promete más de lo que puede dar. Ilusiona de un modo que no es real y está claro que, si en el encuentro íntimo no buscamos hacer feliz al otro, acabaremos insatisfechos e incluso enfadados; y en el caso de la mujer, no pocas veces: heridas en nuestra sensibilidad y con pocas ganas de volver a repetir ese encuentro.
ES COSA DE DOS
Hemos de partir de que el sexo es una expresión del amor y en la medida en que hablemos de ello con nuestra esposa, nuestras relaciones mejorarán. Es necesario hablar sobre qué cosas nos ayudan a querernos más y cuáles no.
Muchos de los problemas que acucian a los matrimonios en el terreno de la sexualidad, podrían solucionarse simplemente mejorando la comunicación entre ambos, siendo conscientes de que la sexualidad es mucho más que la misma relación conyugal. No podemos olvidar las caricias, el tocar con ternura la mano de mi cónyuge, el modo en que miramos al otro o cómo le damos un beso espontáneo en la mejilla al pasar por su lado.
En este aspecto, hombres y mujeres sentimos de manera distinta. Ellos parecen estar siempre preparados para el encuentro sexual, pero nosotras no podemos reducir el amor solo a pequeños instantes, sino que debemos aprender a amar con el cuerpo todos los días; “aunque no todos los días hagamos el amor”.
EL INGREDIENTE BÁSICO: LA TERNURA
Las mujeres, tenemos una forma distinta de vivir la sexualidad, que el hombre debe conocer para que la comunicación matrimonial fluya y, como el buen vino, mejore con los años.
Las mujeres no nos excitamos con la vista, y nuestros tiempos son diferentes. Solemos tardar más en sentirnos cómodas en una relación íntima y, del mismo modo, una vez inmersas en el momento de intimidad conyugal, tardamos más tiempo en volver a la calma.
Asimismo, podemos tener varios momentos culminantes de excitación máxima mientras que el varón solo tiene uno final con el que da por terminado la relación sexual.
Ocurre además que, cualquier distracción, ruido (un niño que llora, por ejemplo) podría sacarnos del momento íntimo que estamos viviendo. Por eso, al final, se trata de tener paciencia el uno con el otro, porque el secreto está en pensar en el otro y no en lo que yo quiero.
Es necesario saber que las mujeres necesitamos el lenguaje de la ternura. “La ternura es el arte de sentir a la persona, sentir al otro en su totalidad, en cada uno de los movimientos de su alma, por escondidos que se supongan pensando siempre en su verdadero bien”.
Esos actos de ternura que necesitamos son expresión de amor y tratan de buscar el bien del otro, amándole en su integridad.
Más allá de las diferencias hombre-mujer, cada persona tiene su modo específico de expresar y acoger el amor del otro. Cada uno debe saber si de entre los “cinco lenguajes del amor” de Gary Chapman, a su esposa le excitan más los detalles o el contacto físico, y por eso, deben hablarlo. Cada matrimonio tendría que conocer las distintas formas de expresar el amor y así, su relación será como un baile, en el que los dos bailarines se amoldan el uno al otro, acompasados sin que uno domine sobre el otro.